domingo, 13 de abril de 2014

Emigrante





Saliste de tu tierra encandilado.
Por las luces que a lo lejos tintinean.
Buscando libertades sin fronteras.
Otras madres, que acojan tu tristeza.
Llegas a la vista de esas luces.
Separado por un mar impenitente.
Apoyado en el tallo de espinas que te frena.
  Al final, está el fulgor que te  marea.
Si tu esfuerzo cruza esa frontera.
Llegarás, a la luz abrasadora del destino.
Podrás seguir camino.
O quedar cegado, como la polilla,
 que muere poco a poco,
chocando en la linterna.


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