miércoles, 12 de diciembre de 2012

Sueño inquietante….


Miraba por la ventana de mi habitación hacia la calle, podía ver los árboles movidos por el viento, había un tono de luz gris apagado, una luz invernal que también se colaba en la estancia.
Veía mis manos apoyadas en el marco, y sentia mis dedos a través del halo de aquella luz que lo invadía todo, pero apenas podía moverlos, ni siquiera podía girar el cuello para ampliar mi campo de visión, en ese momento fui consciente de que aquella vivencia era fruto de un sueño, estaba soñando como otras veces. Me había levantado de la cama y caminado hacia la ventana para mirar a través de ella con una nitidez y precisión que no podían hacerme creer que estaba soñando a no ser por ese tono gris apagado tan peculiar y porque de reojo podía ver claramente mi cuerpo acostado en la cama de la que acababa de levantarme. En ese momento se acababa el sueño, o la ensoñación consciente que estaba viviendo.
Lejos de despertar plenamente, después de un momento de consciencia y de descubrir que aún no ha amanecido vuelvo a soñar que me levanto y abro la puerta para ir caminando por el pasillo hacia la cocina, esa luz neutra me indica que no es una realidad es una luz parecida al tono nocturno de los países nórdicos en los que en algunas épocas del año no llega a anochecer del todo, tengo una sensación de inquietud, de vacío espacial, aunque puedo sentir lo que toco al abrir la puerta y avanzar en la cocina, me acerco a la ventana, miro y vuelvo sobre mis pasos hacia la habitación dando tumbos.
 Al pasar al lado de la cama intuyo sin atreverme a mirar un cuerpo bajo las sabanas, se que soy yo y en ese momento mi cerebro se esfuerza en mandarme despertar, siento una lucha entre la orden que envío y la ausencia de obediencia de mi cuerpo que puedo ver yacente en la cama, aumentando la tensión en mis cervicales, y poniendo los ojos en blanco en un intento desesperado de  acabar con ese suplicio, envuelto en esa luz de invierno posnuclear, respiro profunda y acompasadamente por la nariz en un gesto de aviso que había desarrollado cuando dormía con mi pareja, -cuando haga esto despiértame, le decía, pero ahora en soledad esa respiración llega a parecer un estertor desesperado, como el de un falso cadáver que se despierta dentro de un ataúd oscuro, así una y otra vez durante la noche, hasta que amanece, me levanto mal dormido, greñudo, torpe, preparo un café y me siento en la mesa de la cocina saboreándolo, luego desde mi sitio levanto la cabeza de la taza notando que esa mañana hay una luz gris un tanto especial… descubro desolado que sigo soñando, todo es tan real, tan exacto, sensorial que ya casi no distingo sueño y realidad salvo por esa luz gris, siempre ese gris que me dice mi situación, un bucle gordiano que no puedo deshacer, vuelvo a la cama caminado por el pasillo dando tumbos, al llegar no hay ningún cuerpo, entonces ¡estoy despierto!
 Por fin! Que angustia, vuelvo a mi café conciliador, a sentarme placidamente en mi sitio habitual, descubro unas migas en el mantel y las amontono lentamente con el dorso de la mano, miro a la ventana, hacia el cielo despejado, aunque noto, que el color del mantel esta un poco oscurecido por esa luz gris… 

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